Una queridísima amiga mía me dijo que al parecer los posgrados en México están diseñados para destruir el alma de los postulantes y hacerlos rechazar por siempre y para siempre el deseo de participar en el proceso de construcción del conocimiento científico. Estoy de acuerdo con ella y a la vez no, pero no voy a explicar mis razones dado que eso me da hueva, mejor platico una historia y le doy rienda suelta al chorero que soy.
Llegué al posgrado de la misma manera que llegué a la licenciatura, por no tener otra cosa qué hacer y siendo un caguengue. Me explico: llegué creyendo que tal vez no era el individuo más brillante o chingón de la camada pero por lo menos tenía una preparación que me permitía desplazarme con holgura en los escarpados terrenos de la ciencia. Sin embargo, no tomé en cuenta la ideología del sitio en el que pretendía ingresar, ni tampoco me dí el tiempo de entrevistar a los ALUMNOS para preguntarles sobre los profesores y sus rancias ideas.
Bueno, sin hacer el cuento largo, con gran alegría puedo hoy decir que ese periodo de mi vida ya se acabó, he decidido olvidarme del posgrado y buscar algo que me resulte más atractivo, más interesante. Por ello mi decisión tiene calidad de irrevocable hasta que haya participado en una dinámica laboral por lo menos durante un año y haya tenido la fortuna de ganarme el pan con el sudor de mis ojos (la verdad es que yo trabajo en la computadora, pocas veces hago algo manual, a excepción de…. seguimos). Hasta que me haya permitido saborear el tener un nuevo trabajo, nuevas exigencias y labores distintas a las de la escuela; hasta ese momento le brindaré el beneficio de la duda a un nuevo posgrado.
Una de las razones de mayor peso involucradas en esta toma de decisión ha sido la muerte de mi suegro, quien fue un excelente amigo, un ser grandioso que siempre se dio tiempo para sus nietas, su hija, su trabajo, sus proyectos, su duelo… en fin, un hombre con mil tareas a quien finalmente el corazón le traicionó durante una plácida noche de sueño y no volvió a despertar. Todavía al relatar esto me doy cuenta de que las lágrimas se agolpan en mis ojos y sigo contemplando su semblante al estar en el féretro. Serio, sin asomo de dolor o tristeza, un rostro impávido que deja en mí una tremenda incertidumbre pues sigo sin creer que no abrirá los ojos y no volverá a reir conmigo.
La tristeza que me deja ese episodio aún es grande ya que en los últimos años su presencia nos dio fortaleza, ánimo y felicidad. Estuvo allí para nosotros y nos dejó una imagen de un hombre lleno de tareas y proyectos que eran parte de su vida, no solo un «trabajo» sino la alegría de pelear todos los días por lo que crees que es correcto y hacerlo contra viento y marea. Ver ese ejemplo de intensidad de vida me hace pensar hoy que he desperdiciado muchos años haciendo cosas que no me gustan y que no me interesan; ¿con qué motivo? Honestamente lo desconozco, supongo que era para cumplir con el papel que decidí tomar.
Actos, actitudes, sentimientos, palabras que debí haberme reservado y no lo hice, me llevaron a este punto, el cual no es malo ya que tengo una familia de la que me siento orgulloso, tengo dos hijas a las que amo tremendamente y una mujer a la que aún no he matado, por consiguiente creo que la quiero (no te enojes si ves esto, mujer; es una broma). *Sonido de látigo chasqueando*.
Creo que no es ninguna epifanía el darme cuenta de esto, que he hecho durante tanto tiempo cosas que no me agradan y siempre tuve la solución en la mano, más bien, en la boca, decir NO hubiera sido suficiente. Por ello me encuentro aquí confesando mi pecado: por fin me he animado a abrazar mis deseos que son las letras, la fotografía, viajar y la ciencia. Esta última parte tal vez sea la más compleja ya que al querer estar en la ciencia debo alejarme de ella, bueno, en realidad debo alejarme de la División de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Guanajuato, que era la bota en mi garganta que no me permitía respirar.
Es curioso, su slogan es: La Verdados Hará Libres. Totalmente de acuerdo, por decirles la verdad a los profesores ahora estoy fuera y libre al fin, libre al fin!!! Ya, basta de argumentos mamones, solo quiero dejar este texto como justificación de mi decisión y ayudarme a recordar la verdadera pasión que siempre gocé con mi otra mujer, la ciencia. Solo que nuestra relación será extraña, yo la manosearé, desnudaré, investigaré cada resquicio de su cuerpo y después la cortaré en fragmentos, los cuales disminuirán lo intrincado de su cuerpo hasta hacerlo accesible al público no científico.
Creo que es muy necesaria la gente que haga accesible la ciencia al publico, soy de la idea de que el conocimiento de las generalidades de la ciencia permite el avance de la sociedad y mejora su calidad de vida, viéndolo crudamente, si algún divulgador no hubiera insistido en que lavarse las manos con jabón antes de comer y después de ir al baño daba salud, seguiríamos muriendo a los 40 años de chorrillo o de gangrena.
En fin, a quienes tenga la oportunidad de leerme en el futuro les agradeceré enormemente cualquier comentario, jitomatazo o mentada que me hagan llegar. No olviden que los artistas vivimos del aplauso (cagado que me considere yo un artista y más uno que recibirá aplausos).
Tanto que me quejo de la Universidad de Guanajuato y en su estación de Radio, antes de empezar los segmentos de poesía siempre abren con la introducción de este tremendo rolón.
Os teus pés
Quando não posso contemplar teu rosto,
contemplo os teus pés.
Teus pés de osso arqueado,
teus pequenos pés duros.
Eu sei que te sustentam
e que teu doce peso
sobre eles se ergue.
Tua cintura e teus seios,
a duplicada purpura
dos teus mamilos,
a caixa dos teus olhos
que há pouo levantaram voo,
a larga boca de fruta,
tua rubra cabeleira,
pequena torre minha.
Mas se amo os teus pés
é só porque andaram
sobre a terra e sobre
o vento e sobre a água,
até me encontrarem.
Pablo Neruda.